martes, 22 de febrero de 2011

Historias susurrantes. La pluma incansable

Me gustaría esta semana haceros un pequeño regalito y deleitaros con las historias de terror más siniestras que hayais oído nunca... Con el día de hoy comienza la serie:
Historias susurrantes(está guay el título, ¿verdad?)
Que se compone de cinco minihistorias de miedo:
  • La pluma incansable. El exnovio de Irene le hace un regalito muy especial, pero ella no sabe que contiene una maldición.
  • El balón sangriento. Elena sabe que algo le sigue, ¿pero qué?
  • La matazorras. Una mujer que guarda el rencor acumulado en la punta de su cuchillo de cocina.
  • El matapollos. Un chico traumatizado desde la actuación de fin de curso de su colegio.
  • El matalumnos. Un atormentado profesor de religión con un oscuro pasado y un tutorado horrible.
  • La panadera asesina. Una humilde cocinera, pero muy vanidosa.
Hoy disfrutareis con:
"La pluma incansable"
   Una tranquila tarde de invierno, Irene estaba jugando al fútbol con su hermano pequeño, Xavier. Como empezaba a refrescar pues ya casi era de noche, Irene le ordenó a su hermanito que se fuese yendo para casa y que ella recogería todo el material de entrenamiento.
   Cuando su hermano ya se había ido Irene comenzó a recoger, cuando escuchó un sonido resbaladizo y susurrante proveniente de sus espaldas. Cuando se giró descubrió el rostro de su exnovio, Andrés. Irene gritó aterrorizada, pues las manos de su exnovio tenían sangre y su ropa estaba jirones. La cara de él era de asombro y miedo e Irene no sabía por donde huir. Cuando su exnovio le alcanzó lanzó un grito de terror y cerró los ojos con fuerza. Pero Andrés no le hizo daño. Miró a los ojos a Irene con mirada desesperada, le dio algo y se marchó corriendo. Irene se quedó patidifusa al observar la actitud de su exnovio, abrió la mano, temerosa de lo que podría ver, y encontró una pluma. Parecía antigua, de un material que no supo identificar, y con un acabado con elegantes figuras pintadas. Irene se alegró mucho, pues su máxima afición era la escritura, y nada era mejor para ella que un pluma. 
   Cuando Irene regresó a su casa, ni siquiera se molestó en saludar a su hermana María y fue como un rayo hacia su habitación. Alzó la pluma en alto y sin preocuparse en si la pluma estaba cargada de tinta o no, comenzó a escribir. Escribía y escribía con unas ganas y con una brutalidad increíbles. María entró con cuidado a su habitación y le interrumpió con delicadeza:
   -Ire, ¿pasa algo?Irene cesó inmediatamente de escribir y la pluma se cayó de sus manos. María se acercó para ver que había estado haciendo y observó su mesa: sobre ella se encontraban cinco folios enteros escritos con tinta de color roja. Irene no sabía lo que había escrito, simplemente se había dejado llevar por los movimientos de su mano, tomó uno de los folios y leyó en voz alta:
   "Diana Sánchez Gil. Catorce años. El día de su cumpleaños(11/02) morirá de una manera terrible al ser despedazada por una máquina de cortar de una fábrica de papel."
   Las páginas seguían y seguían repiendo todo el rato el mismo contenido. María se asustó y miró a Irene.
   -Oye... Esta Diana... ¿es la misma que va a nuestra clase?
Irene asintió en silencio. Miró los folios con terror y los partió en trocitos chiquititos.
   -No tengo ni idea de como ha pasado esto... yo... no lo he escrito-Irene estaba muy nerviosa.
   -Tranquila, te creo. Tú no serías capaz escribir eso-María le sonrió e Irene hizo lo mismo-.¡Ah! Por cierto, se te ha caído la pluma-salió del cuarto de su hermana.
Irene se quedó pensativa por unos momentos y observó la pluma casi con miedo. No sabía como había llegado a escribir aquello, pues ni lo había pensado, pero también es verdad que odiaba con todas sus fuerzas a Diana. Cogió la pluma y la metió en su estuche del colegio.
   Al día siguiente(11/02) todos los de la clase de María e Irene se fueron de excursión a una fábrica de papel. Irene estaba muy nerviosa, pero a María se le había olvidado el suceso del día anterior. Cuando parecía que todos estaban en la tienda de regalos, Irene buscó a Diana con la mirada pero no la encontró, ni a ella ni a sus amigas. Salió de la tienda y las buscó por la fábrica. De repente oyó un gritó agudo. Irene siguió recto y encontró un charco de sangre en el suelo que se extendía hasta donde estaba ella. Cuando avanzó dos pasos más se encontró con las amigas de Diana rodeando un cuerpo inerte y sangriento que había en el suelo. Irene se llevó la mano a la boca, asombrada. Las amigas de Diana estaban paralizadas y cuando llegaron los profesores asustados por el grito, Irene salió corriendo, al borde de las lágrimas; María fue con ella. Encontró a Irene en un rincón sentada en el suelo, con los ojos muy abiertos pero sin llorar. Se sentó a su lado.
   -Irene... no ha sido por tu culpa...
   -¿Qué no ha sido mi culpa?-Irene estaba a punto de estallar- ¡He matado a Diana! No soy tonta, ¡me he dado cuenta!
   -Pero... ni siquiera te dabas cuenta de lo que escribías. Es imposible que haya sido culpa tuya...-Irene miró con ojos llorosos a su hermana. Ella le miraba convencida de que era inocente. María le tendió la mano- Venga, levanta.
Irene se levantó y juntas fueron al grupo de profesores y alumnos.


Continuará...