En un caluroso día de verano, Bonifacia García conoció a Arnulfo Pérez, se enamoraron. Pero como suele pasar con las relaciones amorosas veraniegas, desapareció con el tiempo. Arnulfo no comprendió el porqué de eso, ya que él seguía enamorado de ella, pero ¿y ella? ¿Lo seguía estando? Arnulfo Pérez quería saber la respuesta así que no esperó más y se fue un fin de semana a Dirdam, ciudad donde vivía su amada Bonifacia García.
Cuando llegó a Dirdam, la escenó que vió lo dejó helado: en la parada del metro su querida Bonifacia García se encontraba en los brazos de una persona que no era él. La envidia, los celos y el sentimiento de venganza le corroían por dentro.
* * *
-Bonifacia García!
La aludida se giró:
-¿Nos conocemos?
- Claro, ¿es que no te acuerdas de mí?
-Lo siento, pero no.
-Vaya... -suspiró- bueno, será porque han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos... -la miró a los ojos- Soy Pancracio López -terminó con una sonrisa en la boca.
-¡¿Pancracio López?! !Cuánto tiempo!
Bonifacia García y Pancracio López comenzaron a salir para rememorar aquellos tiempos pasados cuando eran unos amigos inseparables. Y como suele pasar se enamoraron, Bonifacia García se dio cuenta de que le estaba siendo infiel a Arnulfo Pérez, pero esperó que él lo comprendiese.
Como toda pareja feliz, Bonifacia García y Pancracio López tenían unos sueños por querer cumplir. Entre ellos el de Pancracio López: quería ser pancreólogo, a Pancracio López desde pequeño le habían fascinado los pancreas, y su sueño era ser el mayor pancreólogo que se había conocido. Pero la mayor meta de esta pareja(Pancracio López y Bonifacia García) era la de tener un hijo, y su ilusión era llamarlo: Benito López García.
Todo esto no llegó a suceder, a causa de la repentina y extraña muerte de Bonifacia García en la estación del metro sin un litro de sangre en su cuerpo.
A Pancracio López no se le volvió a ver por la calles de Dirdam, ya que se encerró en su casa destrozado por la muerte de Bonifacia García, y por lo tanto no fue pancreólogo y Benito López García no llegó a nacer, como es de suponer.
* * *
Horas antes:
Un hombre de negro se acercó por la espalda de un hombre en la estación de metro y le susurró con voz ronca:
-¿Es usted Arnulfo Pérez?
El aludido se llevó un pequeño susto pero en seguida recobró la compostura:
-Sí -respondió-, yo soy Arnulfo Pérez. Y usted debe ser Florencio Rodríguez, ¿me equivoco?
-Está usted en lo cierto Arnulfo Pérez, yo soy Florencio Rodríguez. Pero dejemos atrás las presentaciones. ¿Para qué me ha llamado Arnulfo Pérez?
-Quiero que asesine a esta mujer -dijo sin inmutarse a la vez que sacaba de su bolsillo la foto de una mujer. En el reverso de la foto se leía: Bonifacia García y las horas a las que solía frecuentar la estación de metro.
-¿Quiere que la asesine en la estación de metro?
Arnulfo Pérez asintió. La razón era que quería que muriese en el mismo sitio donde Bonifacia García le rompió el corazón, y ahora él le rompería la vida.
* * *
Todo ocurrió según lo previsto:
Bonifacia García murió desangrada en la estación del metro por Florencio Rodríguez, pero... ¿qué fue de la sangre de Bonifacia García? Tiene fácil respuesta:
Después de que Florencio Rodríguez se la extrajese con un aparato que vendían en "La tienda de la esquina", se llevó la sangre a su casa y allí la hirvió y se la tomó.
Todo esto nos explica la extraña muerte de Bonifacia García, que los celos no son buenos (sobre todo si estáis tan locos como Arnulfo Pérez) y lo más importante:
Ahora ya sabéis porque cada noche hay un turista menos en Dirdam...
Hola otra vez, quería deciros que como veo que ha tenido mucho existo el vídeo de los pingüinos, os lo pongo aquí otra vez para que no tengáis que buscarlo en la entrada de frases teus: